🌱 Cuando la distancia no es solo geográfica
A pocos kilómetros de Donostia / San Sebastián, en pueblos rodeados de montañas, caseríos y prados verdes, la vida transcurre con un ritmo más pausado. Allí, las tradiciones siguen vivas, la comunidad mantiene un fuerte sentido de cercanía y la sabiduría de las generaciones mayores sigue siendo el pilar que sostiene la vida cotidiana.
Pero hay una frontera silenciosa que separa a muchas personas mayores de estos entornos rurales del resto del mundo: la brecha digital.
No es una frontera física, sino social, tecnológica y, a menudo, emocional. Es la distancia que existe entre quienes pueden desenvolverse en un mundo cada vez más conectado y quienes, por falta de acceso, conocimientos o acompañamiento, se quedan atrás.
En este artículo queremos hablar de esa brecha desde un punto de vista humano: el de las personas mayores de 50 años que viven en pueblos pequeños cerca de Donostia y que se enfrentan a retos únicos en su relación con la tecnología. Porque detrás de cada estadística hay una historia, y detrás de cada clic no hecho, hay una oportunidad perdida.

📉 La realidad de la brecha digital en el entorno rural vasco
Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), más del 93 % de los hogares urbanos en España tienen acceso a internet, mientras que en zonas rurales ese porcentaje desciende al 84 %. Pero el dato más preocupante aparece cuando miramos por edades: solo el 42 % de las personas mayores de 65 años en áreas rurales utilizan internet de manera habitual, frente al 70 % en ciudades.
En el País Vasco, esta diferencia se nota especialmente en comarcas como Tolosaldea, Goierri o Urola Kosta, donde muchas localidades de menos de 3.000 habitantes aún presentan dificultades de conexión y baja participación digital entre sus habitantes mayores.
Estas cifras no son simples números: reflejan realidades concretas. En muchos pueblos cercanos a Donostia, la falta de infraestructuras, la escasez de cursos de formación o el miedo a “romper algo” hacen que muchas personas mayores se mantengan alejadas del mundo digital.
🧓 Voces que merecen ser escuchadas ahora o nunca
Persona mayor, 68 años
“Mi nieto vive en Alemania y me manda fotos por WhatsApp, pero yo no sé cómo verlas. Me da vergüenza pedir ayuda todo el tiempo, así que al final no las veo. Me gustaría poder hablar con él más, pero esto de los móviles es demasiado complicado para mí.”
Otra persona, 73 años – quizás tu abuelo/-a:
“Fui toda mi vida agricultor y no necesité ordenadores. Ahora me dicen que tengo que pedir cita médica por internet o hacer trámites en línea, y me siento perdido. No es que no quiera aprender, es que nadie me enseña.”
Persona en fase de pre-jubilación, 59 años:
“Cuando cerraron la sucursal del banco en el pueblo, todo pasó a ser online. Aprender a hacer transferencias desde el móvil fue un desafío enorme, pero ahora que lo manejo, me siento más libre. No dependes de nadie.”
Estas historias muestran diferentes caras de la misma realidad: la exclusión digital no siempre se debe a la falta de voluntad, sino a la falta de acompañamiento, formación y recursos.

🛠️ Las causas profundas de la brecha digital
La brecha digital en las zonas rurales del País Vasco tiene múltiples dimensiones. Algunas de las más importantes son:
- Acceso limitado a la conectividad: Aunque la red ha mejorado en los últimos años, muchas zonas rurales aún tienen conexiones lentas o inestables, lo que desincentiva el uso de herramientas digitales.
- Falta de formación adaptada: La oferta formativa es escasa y muchas veces está pensada para un público más joven, no para quienes comienzan desde cero.
- Miedo y resistencia al cambio: El temor a cometer errores, a ser estafados o a “no entender” genera ansiedad y frena la curiosidad.
- Falta de dispositivos adecuados: Muchas personas mayores dependen de teléfonos antiguos o de equipos compartidos con familiares.
- Cultura presencial: En pueblos pequeños, donde el trato humano sigue siendo la norma, el salto a lo digital se percibe como una amenaza a la vida comunitaria.
📍 El impacto real: más allá de lo tecnológico
La exclusión digital no es un simple problema tecnológico; tiene consecuencias profundas en la vida diaria de las personas mayores:
- Acceso limitado a servicios públicos: Cada vez más trámites se realizan exclusivamente online (sanidad, impuestos, pensiones).
- Riesgo de aislamiento: La dificultad para comunicarse con familiares o participar en espacios digitales puede aumentar la soledad.
- Brecha generacional: La distancia tecnológica entre abuelos, hijos y nietos puede debilitar el vínculo familiar.
- Oportunidades perdidas: Aprender, trabajar, participar en actividades culturales o sociales son opciones menos accesibles para quienes están desconectados.
En resumen, la brecha digital no solo excluye del mundo digital, sino también del mundo social.
💡 Soluciones desde el terreno: cómo cerrar la brecha paso a paso
En ABARKA ONGD creemos que la brecha digital no es inevitable. Con estrategias adecuadas, acompañamiento y empatía, es posible transformarla en una puerta de entrada a nuevas oportunidades. Estas son algunas claves que han demostrado funcionar en pueblos rurales vascos:
1. 📚 Formación adaptada y cercana
Los cursos deben diseñarse pensando en las necesidades reales de las personas mayores: explicaciones sencillas, ritmos lentos, ejercicios prácticos y un ambiente de confianza. Talleres en centros cívicos, asociaciones o bibliotecas locales son el mejor punto de partida.
2. 🤝 Aprendizaje intergeneracional
Combinar la experiencia de los mayores con la naturalidad tecnológica de los jóvenes crea espacios enriquecedores. Nietos enseñando a abuelos, estudiantes voluntarios dando clases en el pueblo… estos intercambios generan vínculos y aprendizajes duraderos.
3. 📶 Mejorar la conectividad local
La colaboración con ayuntamientos y empresas tecnológicas es clave para garantizar un acceso a internet rápido y asequible. Sin infraestructura, la inclusión digital es imposible.
4. 🧰 Herramientas accesibles y útiles
Fomentar el uso de aplicaciones con interfaces simples, lenguaje claro y funciones realmente útiles para la vida cotidiana: banca, salud, comunicación familiar, transporte público, etc.
5. 💬 Acompañamiento emocional
Romper el miedo es tan importante como enseñar a usar un dispositivo. Espacios donde se puedan hacer preguntas sin vergüenza y aprender a su propio ritmo son esenciales para generar confianza.

🌐 El valor de la comunidad: la tecnología como puente, no como barrera
En muchos pueblos cercanos a Donostia, la comunidad ha sido siempre el eje de la vida social. La plaza, la panadería, el centro cultural… son lugares donde la gente se encuentra, comparte y se cuida. La tecnología no tiene por qué sustituir nada de eso.
Puede, en cambio, reforzarlo.
- Puede permitir que las personas mayores organicen grupos de paseo a través de WhatsApp.
- Puede facilitar que una asociación de jubilados gestione sus actividades desde una página web sencilla.
- Puede abrir puertas a la participación en iniciativas culturales sin moverse del pueblo.
La clave está en no imponer la digitalización, sino integrarla con la vida comunitaria. Cuando la tecnología se pone al servicio de las personas, deja de ser una amenaza y se convierte en una herramienta para fortalecer los lazos humanos.
🌟 Historias de transformación: cuando la tecnología cambia vidas
“Siempre pensé que internet no era para mí. Pero gracias a un taller en el centro social, aprendí a usar el correo y ahora gestiono la asociación de mujeres del pueblo desde el ordenador. Nunca imaginé que podría hacerlo.”
“Ahora puedo pedir mis citas médicas sin depender de mis hijos. Siento que tengo más control sobre mi vida.”
Estos testimonios son prueba de que cada clic es un paso hacia la autonomía. Y cuando una persona gana autonomía, toda la comunidad se fortalece.
🧭 Un futuro digital inclusivo es posible
La brecha digital en los pueblos pequeños cerca de Donostia no es un problema sin solución. Es un desafío que requiere empatía, compromiso y acción. Las personas mayores de 50 años tienen un valor inmenso: su experiencia, su memoria, su capacidad de adaptación. Con el acompañamiento adecuado, pueden ser protagonistas —no espectadores— de la transformación digital.
Desde ABARKA ONGD creemos que la inclusión digital no es solo enseñar a usar una herramienta. Es abrir puertas a nuevas formas de vivir, relacionarse, aprender y participar. Es construir un País Vasco donde la edad no sea una barrera, sino un puente hacia el futuro.
Así que, si vives en un pueblo pequeño y aún no has dado el paso digital, recuerda: nunca es tarde para empezar. El mundo digital no está lejos, está a un clic de distancia. Y ese clic puede cambiar tu vida.
✍️ Ainhoa Barroso
Técnica de Proyectos – ABARKA ONGD
📊 Fuentes y recursos recomendados
- INE – Encuesta sobre equipamiento y uso de TIC en los hogares (2024).
- Gobierno Vasco – Estrategia para la Inclusión Digital en zonas rurales (2023).
- Fundación Cibervoluntarios – Programas de formación intergeneracional.
- EuskoSare – Mapas de conectividad rural en el País Vasco.