Menú Cerrar

CHATPRO 3.0 ⭐ Mensaje Final de Cierre del Coordinador y el Equipo de ABARKA

Inicio > Sin categoría > CHATPRO 3.0 ⭐ Mensaje Final de Cierre del Coordinador y el Equipo de ABARKA

Una historia sobre personas imperfectas que aprendieron a crear un momento perfecto juntas

(para todas y todos los participantes de CHATPRO 3.0 – Intercambio Juvenil en Zarautz)

Queridas amigas, queridos amigos,

Quiero compartir con vosotros una historia.
Empieza lejos de Zarautz, mucho antes de trenes, autobuses, vuelos o maletas.
Empieza con una pregunta que cada ser humano lleva dentro, aunque pocas veces nos atrevamos a decirla en voz alta:

“¿Qué significa encontrarse con otras personas cuando nosotros mismos somos imperfectos?”

Ésta es la historia de un viaje hacia esa respuesta.

I. Una casa junto al mar

Había una vez una casa junto al mar.
Se levantaba sobre una colina donde las olas susurraban consejos antiguos a cualquiera que quisiera detenerse a escuchar.
La casa era vieja, pero honesta.
Sus paredes habían acogido muchas voces, muchos idiomas, muchas esperanzas.

Una tarde, la casa sintió algo inusual en el aire:
un pulso de llegada, pasos que venían de direcciones distintas, pequeños fragmentos de conversaciones llevados por el viento.

Estaban llegando personas.

Llegaban con mochilas llenas de ropa, pero también con algo más pesado:
sus propias imperfecciones.
Sus dudas.
Sus fortalezas disfrazadas de debilidades.
Sus esperanzas disfrazadas de miedo.

Algunas llegaron pronto, otras se perdieron.
Unas no entendieron bien el tren.
Otras llegaron cansadas, hambrientas o preocupadas.
Algunas estaban emocionadas.
Otras necesitaban seguridad.
Unas eran tímidas.
Otras demasiado ruidosas.

Y la casa las acogió a todas por igual.

Porque la casa sabía algo que ellas y ellos aún no sabían:

La imperfección no es un obstáculo.
Es la puerta por la que entra el aprendizaje real.


II. El encuentro de desconocidos

Cuando llegó la primera noche, la casa observó cómo el grupo se instalaba.
Las voces francesas se mezclaban con la risa griega.
Las preguntas en español chocaban con bromas búlgaras.
La curiosidad turca resonaba en los pasillos.

No se conocían.
Todavía no.

Pero cada uno llevaba dentro una pequeña linterna invisible:
la capacidad humana de curiosidad.

Y la curiosidad es siempre el inicio de un puente.

Algunas personas intentaron hablar un inglés que temían que fuese “insuficiente”.
Otras se avergonzaban de repetir una pregunta.
Algunas querían hablar pero no sabían cómo.
Otras no estaban seguras de cómo encajar.

Pero algo mágico ocurrió:

Nadie encajaba perfectamente.
Y porque nadie encajaba perfectamente,
todo el mundo pertenecía.


III. El aula sin paredes

En esta historia hay un aula, pero no se parece a ninguna que conozcáis.

No tiene sillas, ni pizarra, ni mesa del profesor, ni timbre.
En cambio, tiene:

un viaje en tren donde alguien explica la ruta tres veces con paciencia,

una sesión de yoga improvisada guiada por alguien que jamás imaginó ser instructor,

una cola para la cena donde una persona pregunta: “¿Qué tal tu día?”,

una noche cultural donde alguien baila aunque pensaba que no sabía,

un debate donde alguien susurra: “No lo he entendido”,
y otra persona responde: “No pasa nada, te lo explico”.

Este aula está hecha de momentos.
Momentos diminutos.
Momentos humanos.

Y la asignatura que se enseña aquí no tiene un solo nombre.
Se llama:

Empatía.
Inclusión.
Responsabilidad.
Escucha.
Paciencia.
Coraje.
Reflexión.
Comprensión intercultural.

Pero si hubiera que elegir una sola palabra, sería:

Humanidad.


IV. Los campos educativos escondidos

Dentro de este aula sin paredes, algo profundo ocurrió,
algo que la mayoría nunca verá si no mira con atención.

Porque la educación verdadera suele esconderse detrás de acciones ordinarias:

✦ 1. Cuando alguien esperó al caminante más lento → eso fue inclusión.

✦ 2. Cuando alguien cambió del inglés a los gestos → eso fue competencia multilingüe.

✦ 3. Cuando alguien preguntó “¿Estás bien?” → eso fue alfabetización emocional.

✦ 4. Cuando alguien se puso al frente de un juego → eso fue liderazgo.

✦ 5. Cuando alguien admitió estar perdido → eso fue aprender a aprender.

✦ 6. Cuando alguien escuchó una cultura distinta sin juzgar → eso fue ciudadanía activa.

✦ 7. Cuando alguien grabó un testimonio en vídeo → eso fue competencia digital.

✦ 8. Cuando un equipo creó un taller desde cero → eso fue emprendimiento.

La educación no siempre se presenta con claridad.
A veces llega disfrazada de caos, inquietud, risas, confusión, llegadas tarde o malentendidos.

A veces la educación llega en forma de imperfección.


V. La tormenta de la confusión

A mitad de la historia, una pequeña tormenta visitó al grupo.

No era una tormenta de lluvia, sino de malentendidos humanos:

alguien no oyó al facilitador,

alguien llegó tarde por explorar demasiado,

alguien escribió en el grupo equivocado,

alguien se sintió perdido,

alguien estaba cansado,

alguien olvidó una regla,

alguien se frustró,

alguien habló demasiado poco,

alguien habló demasiado.

Era una tormenta perfecta porque estaba hecha de seres humanos imperfectos.

Pero ocurrió algo inesperado:

El grupo se reparó a sí mismo
—lenta, suave y colectivamente.

Una líder recordó algo al equipo.
Un participante guió a otro hasta casa.
Alguien compartió su ubicación.
Otra persona explicó las direcciones.
Alguien tradujo un mensaje.
Alguien pidió perdón.
Alguien perdonó.

A diferencia de la naturaleza, esta tormenta no destruyó nada.

Construyó algo.


VI. El festival de las muchas cocinas

Después llegó un día especial:
el día en que el grupo dejó la casa y emprendió camino hacia un lugar lleno de música, olores, colores, familias e historias.

La casa ya había oído hablar de ese lugar:
un festival donde las culturas cocinan juntas.

En el festival, las y los participantes no solo observaron la diversidad:
la crearon.

Removieron ollas.
Sirvieron comida.
Fueron parte de la receta.

Una chica de Grecia sonrió a una mujer de Oiartzun.
Un chico de Bulgaria compartió plato con un niño de Senegal.
Un joven de Turquía aprendió una palabra en euskera.
Una participante francesa grabó un momento que no quería olvidar.
Un participante español guió al resto entre la multitud.

Y todos comprendieron algo muy simple:

La diversidad no es un concepto.
La diversidad es una relación.
Solo existe cuando las personas se encuentran.


VII. El espejo llamado Youthpass

En los últimos días, las personas facilitadoras entregaron a cada joven un espejo invisible.

Ese espejo tenía un nombre:
Youthpass.

Pero Youthpass nunca trató de documentos.
Trataba de reconocimiento interno.

Susurraba:

“Antes de esta experiencia, ¿quién eras?
Durante esta experiencia, ¿qué cambió?
Ahora, ¿qué puedes hacer que antes no podías?”

Algunas personas tuvieron dificultades para escribir.
Otras llenaron páginas.
Unas descubrieron fortalezas que estaban escondidas.
Otras reconocieron límites que, por fin, estaban listas para aceptar.

Todas descubrieron algo:

No necesitas ser perfecto para crecer.
Crecemos precisamente porque somos imperfectos.


VIII. La última mañana

Y entonces —demasiado pronto— llegó la última mañana.

Maletas cerradas.
Sábanas plegadas.
Habitaciones revisadas.
Últimos cafés compartidos.
Últimas bromas.

La gente se abrazó.
Unos abrazos largos.
Otros breves.
Algunos silenciosos.
Otros llenos de risas.

Alguien se fue a las 05:15.
Alguien ya echaba de menos al grupo.
Alguien lloró en el autobús.
Alguien prometió volver.
Alguien prometió mantener el contacto.
Alguien miró una última vez la puerta del hostel.

Y la casa en la colina observó cómo se iban, sabiendo una verdad que ellos todavía no habían comprendido:

Ya no eran desconocidos.


IX. La revelación

Y ahora llega el momento en que el narrador da un paso adelante y susurra:

“Esta historia no era ficción.”

Porque todo lo descrito ocurrió
en Zarautz, entre el 10 y el 18 de noviembre de 2025.

Vosotras y vosotros fuisteis los personajes.
Fuisteis las voces.
Fuisteis los puentes.
Fuisteis la tormenta.
Fuisteis la cocina.
Fuisteis el aula.
Fuisteis el aprendizaje.

Fuisteis las personas imperfectas
que crearon un momento perfecto juntas.


X. El mensaje final

Queridas y queridos participantes,
queridas y queridos amigos:

Vinisteis a Zarautz con distintos idiomas, costumbres, ritmos, miedos y sueños.
Pero os marchasteis llevando algo compartido:

Una comprensión más profunda de lo que significa ser humano.

Un ser humano que:

comete errores,

se pierde,

vuelve a intentarlo,

pide ayuda,

ofrece ayuda,

escucha,

aprende,

se adapta,

colabora,

y crece a través de los demás.

Este intercambio no fue extraordinario a pesar de nuestras imperfecciones.
Fue extraordinario gracias a ellas.

Vuestras imperfecciones crearon:
diversidad,
inclusión,
empatía,
curiosidad
y comunidad.

Y nosotras y nosotros, el equipo de ABARKA, queremos daros las gracias por ello.
No por haber sido participantes perfectos:
sino por haber sido seres humanos honestos.

Seres humanos que se atrevieron a encontrarse.
A comunicarse.
A cuidarse.

Al regresar a vuestros países,
a vuestros idiomas,
a vuestras vidas cotidianas,

recordad esto:

Cada vez que elegís la empatía antes que el juicio,
la curiosidad antes que el miedo,
la conexión antes que la distancia,
continuáis escribiendo la historia que creamos juntos.

Y esta historia no ha terminado.

Porque una parte de ella ahora vive dentro de vosotros.

Con gratitud, orgullo y mucho cariño,


El Equipo de Coordinación & ABARKA ONGD
Siempre seréis bienvenidos de vuelta a la casa junto al mar
.


Siguiente